A pesar de los seguridad que el tiempo, la experiencia y las situaciones que la vida ha traído, siempre existen aquellas circuntancias que quiebran con lo que nunca llegamos a valorar en su momento: la normalidad de la rutina.
Muchas veces estas rutinas comienzan como pequeños rituales, saludos, personas que ayudan a dar esa sensación de habitualidad, de que las cosas están funcionando, pero cuando damos vuelta en la próxima esquina y de pronto todo es distinto, no sabemos cómo actuar.
El asunto va más allá en lo específico y es que existen ciertas situaciones o personas que aunque aparezcan mucho en el repertorio, pareciera que hay algo que quiebra con nuestra "seguridad" y parecemos como aquellos niños de kinder que con vergüenza no se atreven a decir nada frente al otro.
Me he estado preguntando en estos últimos días qué es lo que hace que ciertas personas sólo con su presencia causen intimidación en el otro y si es esto algo planeado o quizás sea sólo un defecto (otro más!!) en mi personalidad.
Un "¿...cómo vas en tu trabajo?" en su voz suena como si quisiera un informe detallado y casi con gráficos incluídos o un "no he tenido tiempo"...suena como un doloroso "no me importas". Quizás lo peor de todo es que a mi me importe.
Mientras tanto, a respirar y dejar de evitar todo aquello que me aterra.
3 Comenta Aquí:
No sé como llegué pero me enganché. Un beso desde Buenos Aires. Juan Pablo Peralta
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Super
me gustaron los otros blogs tambien
Mari, gracias por la visita pasada y espero que sigas posteando. Juan Pablo Peralta
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