jueves, febrero 23, 2006

¡No lo Escuches... Velo!
  • En abril se realizará una nueva versión del festival que año tras año trae a Chile a cuentacuentos de diferentes países...

Estás en un café y mientras el humo de los cigarrillos parece conversar nerviosamente entre el murmullo de la gente, de pronto en el escenario una persona comienza a contar una historia. Sólo y con la fuerza de su voz acapara las miradas de un público cada vez más interesado en lo que dice este extraño personaje, el narrador oral.

Hoy es común encontrar este tipo de espectáculos en bares y pubs, ya que los administradores de estos locales antes no se arriesgaban, como ahora, en apostar en este arte, sin saber si tendría éxito o no. En Chile, es posible verlo en un pub-restaurante del sector de Bellavista llamado La Casa en el Aire, lugar donde cada miércoles se presenta un narrador que con su particular estilo recrea una historia.

El chileno José Luis Mellado, quien se desempeña en este oficio hace cerca de diez años, enfatiza que la magia está en que la gente no va a escuchar los cuentos, sino que a verlos, porque si el narrador realiza bien su trabajo, el público es capaz de ver convertidas las palabras en imágenes a todo color.

Quien realice el oficio de “Cuentacuentos" debe saber cómo atraer la atención y mantenerla, de persuadir y emocionar, de incentivar la expectación y transformar la presencia del público en participación amigable. Para ello, utiliza todos los recursos expresivos, tanto los verbales, vocales, como también los no verbales. Lo más importante en su aprendizaje es descubrir el valor de la voz, de la mirada, la mimica, el gesto, la postura y la proximidad.

Del Juglar al Cuentacuentos
El orígen de este oficio se presume viene del llamado “juglar” que en la Edad Media era la persona que memorizaba las hazañas de caballeros y las hacía públicas en las plazas o frente a los templos. Estos personajes eran la única opción que tenía la cultura para ser repartida de forma más igualitaria, pues solamente el clero sabía escribir y ellos eran los encargados -a través de sus escritos- de guardar para la posteridad los sucesos y pensamientos del hombre durante esa época. Esta práctica claramente contenía un alto grado de censura, por lo que muchas obras, hechos y personajes se perdían entre la pluma de los sacerdotes, explica Carolina Trejo, egresada de Historia de la Universidad de Chile.

No por nada para muchos historiadores la Edad Media se puede considerar una era de oscuridad, debido al ocultismo de las artes. A pesar de esto existió un florecimiento del mundo infinito de las formas y de las manifestaciones cómicas que se oponía a la cultura oficial y al tono serio de la Iglesia y del mundo feudal. Esto sólo se puede explicar por la necesidad que tiene el hombre por expresar y dejar testimonio de su paso por el mundo.

Es por eso que en toda su variedad, los entretenimientos de plaza de tipo carnavalesco, ritos y cultos cómicos particulares, bufones y estultos, gigantes, enanos y montruos, juglares de naturaleza varía y de distinto nivel, una literatura paródica desmesurada y de todo tipo, etc, todas estas formas pues, poseían una unidad de estilo y eran parte y partículas de la cultura cómica popular, de la cultura carnavalesca, única e indivisible.

Un Poco de Todo...
Quien no ha contado una historia, ya sea inventada o bien para relatar alguna vivencia. Existen quienes para salir de algún apuro son capaces de inventar guiones al más puro estilo hollywoodense, en los que el hecho real termina siendo algo rutinario al lado de lo finalmente relatado.

Esto, así como la “experiencia del telefono”, en la que un grupo de personas se pone en fila y una a una hacen correr una información, se puede desprender que cada uno “le pone de su cosecha” creando historias increíbles.

Un aspecto muy importante es que “los cuentos nunca fueron para niños. Los hermanos Grimm fueron unos depravados que hallaron la forma de revelarse a la rígidez de su tiempo y empezar a abrirle la mente a los más pequeños”, plantea tajantemente José Luis Mellado.

¿Fenómeno o Moda?
Narración oral escénica es el nombre de esta disciplina que en otros países, como Argentina ya tiene institutos que lo imparten como carrera, pero que es “super fácil colgarse del trabajo de los demás” precisa Mellado. Debido a la cantidad de personas que egresan y que en la práctica no hacen más que desmerecer el trabajo de muchos que han hecho conocido este oficio.

En la capital, el festival de cuentacuentos de este año se realizará durante el mes de abril en un lugar aún por confirmar, pero se sabe que contará con la presencia de un representante británico y un senagalés.

Moda, tendencia o un fenómeno, el sentarse a ver estas historias es una experiencia que no soporta que se la cuenten... ¡veala!

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